CHATGPT SE ABRE CAMINO EN LA REDACCIÓN CIENTÍFICA

ChatGPT diventa autore scientifico

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Cuando le preguntas quién es, responde: “Soy un programa de inteligencia artificial diseñado para ayudar a responder preguntas y proporcionar información sobre una gran variedad de temas. Como herramienta de IA, soy capaz de procesar y analizar grandes cantidades de datos y puedo dar respuestas a preguntas basándome en la información con la que he sido entrenado. No tengo sentimientos o preferencias personales, y estoy aquí para proporcionar información y asistencia lo mejor que pueda.”

ChatGPT, acrónimo de Chat Generative Pre-Trained Transformer, fue desarrollado recientemente por OpenAI (concretamente, en noviembre de 2022), y financiado por Microsoft, basándose en la infraestructura en la nube de Azure, pero a pesar de su corta historia ya ha logrado un éxito mundial.

¿Cuál es la clave de este éxito?

Alguna de las características que le han hecho una herramienta tan famosa es que se puede activar de forma gratuita en https://chat.openai.com y, gracias a su sólida base de inteligencia artificial y aprendizaje automático, se ha entrenado con una gran cantidad de materiales científicos y técnicos. Tanto es así que ha despertado el interés de varios sectores, como el educativo. ChatGPT, al ser una aplicación de chatbot, se expresa normalmente en forma de texto y es capaz de proporcionar un nivel de conversación igual al de un humano o, mejor aún, al de un gran erudito omnisciente. Es capaz incluso de comprender y mantener interacciones escritas muy complejas y de elaborar resúmenes y artículos científicos tan reales que pueden llegar a confundirse con publicaciones de autores reputados. En definitiva, se trata de un auténtico copywriter artificial que cuenta con las habilidades de un investigador, un divulgador y un comercial, entre otras profesiones.

La aplicación escribe y firma artículos

La revista de enfermería Nurse Education in Practice, publicada por Elsevier, ha incorporado a ChatGPT entre sus autores, asignándole un correo electrónico y un número de identificación. Como miembro del equipo editorial, el chatbot firmó un artículo coescrito con la Profesora Siobhan O’Connor, de la Western University de Canadá. El texto, que es el resultado del bagaje profesional de la profesora y la mezcla de conocimientos obtenidos a partir del aprendizaje supervisado y el aprendizaje de refuerzo del chatbot, se titula “Open artificial intelligence platforms in nursing education: Tools for academic progress or abuse?. El artículo trata precisamente sobre el uso de la inteligencia artificial en la formación de enfermería, y se centra en el tema recurrente y controvertido de la utilización de la IA como herramienta para el progreso académico o como fuente de abusos y fake news.

El impacto en la sociedad

Los asombrosos resultados de las investigaciones realizadas por ChatGPT han despertado el interés de la comunidad científica, por las implicaciones que esta herramienta podría tener en el ámbito de las publicaciones, y también de la comunidad financiera, que ve en ellos una interesante oportunidad de inversión. Tanto es así que en 2019 Microsoft invirtió mil millones de dólares en OpenAI y, según la agencia de noticias Bloomberg, la empresa estaría dispuesta a inyectar diez mil millones de dólares más. Sin embargo, los expertos en IA piden precaución, sobre todo en cuanto al fenómeno de la desinformación. Una de las características distintivas de ChatGPT es el hecho de elaborar textos correctos a nivel sintáctico y gramatical, y de contenidos verosímiles, hasta el punto incluso de poder llegar a engañar fácilmente a los menos expertos en la materia.  También hay que tener en cuenta que ChatGPT dispone de un conjunto de datos que se detiene en 2021 y, como consecuencia de ello, la información que aporta sobre eventos posteriores a esta fecha es menos precisa. Además, el chatbot es capaz de generar textos basados en patrones que ha ido aprendiendo gracias a la enorme cantidad de datos recopilados en Internet.

Por lo tanto, con frecuencia, antes de obtener el contenido deseado, hay que pasar por varias fases de prueba y error. Por otro lado, ChatGPT todavía es un prototipo y los desarrolladores están trabajando para mejorar la fiabilidad de sus contenidos a través de versiones del software más eficientes. De ahí que se necesiten personas que sepan monitorear el rendimiento de los modelos, enseñarles dónde están cometiendo errores y corregir sus procedimientos, para lograr que estos algoritmos se conviertan en un activo real para nuestra sociedad.

Una herramienta colaborativa para mejorar la atención sanitaria

Los resultados obtenidos hasta ahora son esperanzadores en cuanto a la mejora de la IA y de ChatGPT, así como de su uso en la atención médica. Para ello, la colaboración de profesionales del mundo académico, de la medicina y de la salud es imprescindible. Estos expertos pueden ayudar a entrenar a los algoritmos de IA mediante la detección y clasificación de ciertos modelos de datos que reflejan la forma en que se utiliza realmente el lenguaje en el sector de la salud. A través del procesamiento del lenguaje natural (PLN), los algoritmos de IA pueden aislar datos significativos y proporcionar información profesional fiable a pacientes y a profesionales de la salud, elaborando respuestas personalizadas a gran escala.

Entonces, ¿qué podemos esperar en un futuro no muy lejano? Sin duda alguna, la IA se integrará en la mayoría de los servicios de productividad personal, como el paquete de Microsoft Office, y los servicios de uso de red. Por otra parte, también mejorará la comunicación entre las personas y las máquinas en muchos ámbitos de aplicación, incluida la redacción científica. Hay que reconocer, sin embargo, que estos sistemas no pueden sustituir por completo el conocimiento humano, el cual se sirve de muchas otras formas y sentidos para expresarse y producir todo tipo de mensajes. Por ejemplo, el tono de voz y la identidad verbal que hace que un contenido o una marca sean únicos y distintivos.

Para sacar el máximo partido de estos chatbots habrá que usarlos con pericia, es decir, será necesario verificar su contribución y limitarlos a aquellas actividades que no requieran empatía y un alto nivel de detalle, como podría ser la redacción de textos.